Hay sesiones que, sin saber exactamente por qué, se sienten diferentes desde el primer momento. No solo por la armonía en cada gesto o lo fácil que fluye todo durante el trabajo, sino porque detrás de cada imagen hay algo que vibra más fuerte, más profundo.
La sesión de embarazo de Silvia y Rubén, acompañados de su pequeña Altea, ha sido una de esas experiencias que se viven con el corazón. Cada fotografía respira emoción, ternura y un cariño inmenso que traspasa el objetivo.
Silvia es de esas personas que te abrazan con la mirada y con cada palabra. Y trabajar con ella, con su naturalidad y dulzura, es una suerte. Rubén, más tímido, aporta esa calma que equilibra todo. Y Altea… qué decir de Altea. Una niña preciosa, con una ternura desbordante y una conexión con la cámara que te deja sin palabras. Cada vez que viene al estudio nos lo pone facilísimo: es espontánea, simpática y tiene ese don natural para posar sin dejar de ser niña.
La sesión se desarrolló entre risas, juegos, momentos tranquilos y otros de pura complicidad. Todo fluye cuando se trabaja con personas así. Nos dejaron formar parte de un momento muy especial en sus vidas, y eso se nota en cada imagen. Hay fotografías que transmiten emoción sin necesidad de explicar nada. Solo hay que mirar y dejarse llevar.
En Extudio83 nos sentimos afortunados de compartir historias como esta, en la que no solo hay fotografía, sino vida, esperanza y muchísimo amor.
Gracias Silvia, Rubén y Altea, por dejarnos capturar vuestra alegría y vuestra espera del pequeño Hugo al que estamos deseando conocer.